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miércoles, 11 de abril de 2012

Esa casa!

Oh! Esa casa! Muchas veces he pasado volando sobre ella en las noches, cuando salía a cazar con mi bandada. Una noche me detuve en una de sus ventanas... estaba abierta.
Una mujer se peinaba en su espejo.
Me vió a través de su espejo... pero no gritó.

Me gustaba ir a esa casa...

...La sangre de esa mujer, y de su hija...
Esa mujer, nunca supe su nombre, nunca hablamos.
Ella me esperaba cada noche, y después de estar con ella, llamaba a su hija a su habitación. Hubo muchas noches, dulces noches.

Su hija era muy delgada, pero su sangre era joven y era bella ...
Tuve que luchar contra uno de mi bandada, me quería robar a mi presa, pero yo vencí esa noche...

Allí afuera...

Allí afuera pasaban cosas raras: Yo viví allí, hace muchos, muchos años... Toda mi infancia, hasta que llegaron Ellos.

Mi abuelo y mi padre murieron en una batalla muy lejos de casa, y sus cuerpos nunca fueron devueltos a la familia, pues –según me dijo mi abuela- se los habían devorado aquellos salvajes.

En esa casa sólo quedamos mi abuela, mi madre, una cocinera y yo.

Al atardecer de cada día, se podía ver a mucha gente pasear por ese jardín sin flores, inhóspito, húmedo. No sé por qué paseaban por allí, no era un lugar agradable. Daban vueltas y vueltas... hombres y mujeres, muy dasalineados, algunas niñas y algunos niños también...

Cada tarde, poco antes de que oscurezca, llegaba un caballo negro, muy negro, de la mano de una mujer blanca, muy blanca, sin ropas ella.

Era muy bella, de larga cabellera rubia que apenas cubría sus grandes y turgentes senos. Se detenía frente a este ventanal, me miraba en silencio, parecía querer decirme algo.

Sólo parecía, digo, porque no hacía ningún gesto, no movía ni un músculo de su rostro. Y allí se quedaba, inmóvil, junto al caballo negro, hasta que oscurecía por completo. Nunca había luna.

Yo seguía escuchando los pasos de todos ellos en el jardín, caminaban toda la noche. Lo sé porque varias veces me quedé junto al ventanal toda la noche, para tratar de entender por qué lo hacían. Nunca lo supe.

Después, a lo largo del tiempo, ya no les prestaba atención.

Ahora, yo paseo por las noches frente al ventanal, junto a mi abuela, mi madre y la cocinera, y todos los demás, hasta poco antes del amanecer.

A veces me detengo junto al ventanal, como esperando que se asome alguien. Pero ya no hay nadie en la casa.

Claudio Camerucci

Pigüé, 4 de abril de 2012.

La foto

Aquí estoy! Al fin! Ya he llegado a la cima de este cerro solitario en medio de este desierto marrón.

Desde aquí puedo verlo todo... es decir... la nada! Porque a mi alrededor no hay nada más que arena y arena... y arena! Ni un vestigio de civilización... ni un ser humano... ni siquiera algún animal...

Lo único que me queda es esta foto de mi hija, junto a su amiga...

Espero que ella esté bien... que sea feliz... Ya debe ser una señora mayor, con nietos tal vez! El tiempo ha pasado velozmente a través del túnel...

Maldito sea el momento en que acepté hacer este viaje a Marte!!!



Claudio Camerucci, Pigüé, abril de 2012.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Fanáticos!

Pigüé, lunes 26 de marzo de 2012.

Querida prima Bárbara:

Supongo que en Italia ya estarás disfrutando de la llegada de la primavera, después de un invierno con tanta nieve.

Sueño que algún día iré a las playas de Porto Recanati para bañarme en las aguas del Adriático en las que nadaba mi abuelo Albino Camerucci.

He pensado mucho lo que me dijiste en tu última carta, sobre la historia de los fanáticos en Europa, que tanto los sufrió. Basta con mencionar a dos fanáticos enfermos: Adolfo en Alemania, y Benito en Italia.

Tal vez debería comenzar diciendo que soy un fanático del No fanatismo....!

Pero además de que suena contradictorio, y confuso, este juego de palabras intenta expresar un sentimiento que vengo observando hace rato ya... porque está presente en los hechos de nuestra vida cotidiana y luego en hechos graves de nuestra vida cotidiana. La de los humanos en general, no sólo de los argentinos. Supongo que en Italia y Europa pueden suceder cosas parecidas.

Desde hace un tiempo aprendí que no es bueno ser, o manifestarse fanático por algo. Por lo que sea. Ni siquiera por lo más mínimo o por aquellas cosas que aparentan ser insignificantes o inocentes.

El fanatismo es una pasión exacerbada, desmedida. Lo más común es que se exprese particularmente hacia una causa religiosa o política, o hacia un pasatiempo o hobby.

Uno suele decir: “soy fanático de tal equipo de fútbol, o soy fanático de tal artista...”.

Y cuando uno lo dice, suele invocar otros sentimientos irracionales, como la pasión por tal camiseta, el “amor inexplicable” por tal “club de mis amores”, y entonces, de ahí, de esa manifestación cuasi inocente o supuestamente amorosa, a la acción desenfrenada y violenta... hay medio paso si se cuenta con las condiciones necesarias. Y todo parece estar justificado por esa “pasión inexplicable”, ese “amor inexplicable...”.

Pero el amor se puede explicar... lo que no se puede explicar es la sarta de estupideces que uno o miles de personas pueden cometer en nombre de ese “fanatismo”. Estupideces que pueden tornarse peligrosas cuando se extienden y multiplican en un grupo o masa humana... reacciones en cadena de fanáticos desenfrenados.

Otra expresión típica es la de declararse “fan” de un artista o un deportista, por ejemplo. Hasta se forman clubes de fans. Estos “fans” o cholulos, -como les llamamos aquí- con cierta pátina “crédula”, suele caer en obsesiones, y pasar a ser fanáticos, y suelen llegar a ser muy molestos precisamente para sus admirados, objetos de su fanatismo, incluso pueden llegar al punto de ser peligrosos para ese artista o deportista estrella. Recordemos el caso paradigmático de Johnn Lennon, asesinado por un desquiciado que declaró ser su “fan”. Otro hecho notorio que recuerdo de fanatismo es el de aquel caso de la secta liderada por Jim Jones ¿lo recuerdas?

Fue en noviembre de 1978, cuando en la Guyana obligó a 900 de sus fanáticos seguidores religiosos que se suicidaran en protesta por la visita del congresista Leo Ryan.

Yo creo, entonces, que el fanatismo no es inocente, y por eso, desde que lo comprendí, trato de no permitirle que se exprese en ningún aspecto de mi vida. Y hago lo posible por no manifestarme fanático por nada ni por nadie, porque creo que es un error por desmesura, un error que se multiplica, se generaliza, se vanaliza, se internaliza, se instala en nuestra dialéctica cotidiana y después sirve para justificar actos injustificables.

Como te decía, en nuestra sociedad, en esta comunidad social en la que convivimos, se suelen justificar ciertos fanatismos. Hablo del fanatismo socialmente tolerado, como el que se expresa en el fútbol, por ejemplo. Se suele decir que esos fanatismos supuestamente invocan a valores como la unión: “la unión hace la fuerza”, se suele decir.

También se habla de la lealtad “incondicional”. Se dice que allí, en el ámbito futbolero, es uno de los foros donde se aprende a defender los valores de grupo y hermandad, y se destaca el “compromiso” con el grupo de pertenencia.

Yo creo que nada de eso es verdad. Y digo que todo eso es jarabe de pico, pura mentira colectiva. Porque precisamente son esos grupos los que vemos, presos de su fanatismo, los que semana tras semana, protagonizan desmanes vergonzosos que pueden llegar al punto de costarle la vida a una o varias personas, ocultos cobardemente en la impunidad de la masa humana descontrolada. También es común ver a personas que en la vida cotidiana con sus amigos y vecinos son gente de lo más pacífica, pero al que le basta con subirse a una tribuna para que se transforme en un ser descontrolado, que insulta y grita desaforado, se pelea a golpes de puño, etc., etc.Y hasta puede llegar a perder amistades por discutir “fervosoramente” con algún amigo o familiar por “defender” a su divisa futbolera... Allá tendrás el mismo caso con los “tifosi”.

En una cancha de fútbol, la masa de fanáticos suele dedicarse más a insultar al adversario que a vivar a sus propios representantes deportivos. Expresando los sentimientos exactamente opuesto al espíritu deportivo.

Por lo tanto, no creo que esos ámbitos sean escuela de virtudes y valores que mejoren la convivencia. Porque si lo fueran, otra sería la historia de nuestra sociedad, otro país tendríamos, otro mundo tendríamos.

Ser “simpatizante” es otra cosa, pertenece a otra escala, porque nos permite cierta distancia con la cual podemos hacernos autocríticas superadoras, y así, SI, ser leales y constructivos. Más leales que aquellos que lo convalidan TODO, lo aplauden TODO, sin cuestionar nada, y dando pie a la impunidad, al todo vale, y donde los fines justifican cualquier medio para lograr los objetivos del “grupo” de fanáticos.

Un fanático es la persona que defiende una creencia o una opinión con gran vehemencia o pasión y se muestra intolerante y violento con los que NO OPINAN LO MISMO..

Es un ser furibundo, entusiasmado ciegamente por una cosa de modo obstinado, algunas veces indiscriminado y violento.

En casos extremos en los cuales el fanatismo supera la racionalidad, puede llegar a extremos peligrosos, como matar a seres humanos o encarcelarlos, torturarlos, eliminarlos y puede incluir como síntoma el deseo incondicional de imponer una creencia, considerada buena para el fanático o para un grupo de fanáticos.

Se produce la adhesión incondicional a sectas y facciones totalitarias políticas o religiosas, la entrega a un grupo, a personas posesivas.

Lo característico es que esas facciones o grupos tratan de disimular sus excesos, o negar que cometan excesos o exageraciones peligrosas. Es común que el fanatismo aparezca en forma de intenciones de aparente inocencia, o incluso disfrazadas de nacionalismos, o de patriotismos, o utilizando objetivos supuestamente nobles, enarbolando banderas de supuesta “unidad” popular, invocando la representación popular... se autoproclaman nacionales y populares, defensores populares.

Para el fanático no cabe el debate o la búsqueda común de la verdad. El fanático cree poseer la verdad de manera tajante. Afirma tener todas las respuestas y, en consecuencia, cree que no necesita seguir buscando la verdad a través del cuestionamiento de las propias ideas, y no acepta la crítica del otro, y dicen: “aquellos son todos puto, son!”, “son todos facho!” ... “Son todos de derecha, son!!!”.

El fanático, se caracteriza por su espíritu maniqueo: todo es blanco o todo es negro, sin medios tonos, todo bien o todo mal, todos conmigo o todos enemigos, y también se caracteriza por ser un gran enemigo de la libertad, porque las personas libres no se dejan fanatizar...

El alejamiento de la verdad, entonces, es una de las consecuencias del fanatismo...!

Los lugares donde impera, donde domina el fanatismo, son terrenos donde es difícil que prospere el conocimiento, porque la búsqueda del conocimiento implica estar abiertos al descubrimiento de la parte de verdad que tienen los demás, desde una posición de humildad intelectual de corte “socrático”, aquel método que utilizaba Sócrates, haciendo preguntas, cuestionándose todo para alcanzar una verdad.

En definitiva, el mundo fanático es un mundo contrario a la mudable naturaleza humana, ¿se entiende?... es una suerte de nihilismo, un descreimiento de todo, con un claro sentimiento destructivo hacia todo aquello que contradiga su dogma, ...y ya se sabe, que con una actitud dogmática resulta difícil -por no decir imposible- llegar muy lejos intelectualmente.

Pero existe una GRAN desventaja que tal vez resulte más contundente que la epistemológica o de los métodos del conocimiento científico: Es la desventaja que se comprueba a través de los hechos de la historia humana: y es que el fanatismo siempre ha conducido a guerras, muerte, destrucción y desastres.

Detrás de numerosos conflictos sociales, guerras, masacres, limpiezas étnicas e injusticias se halla la intolerancia de muchos fanáticos. Esto han coincidido en señalarlo todos los defensores de la tolerancia. El fanatismo suele ser uno de los factores culpables de esos males.

El fanatismo es el padre del autoritarismo: es el afán de imponer las propias creencias y de forzar a que todo el mundo adhiera a ella o será alineado en las filas “enemigas” de sus “justos y santos” objetivos.

Y por cierto. Percibo con preocupación que en la Argentina, en los últimos años, se viene dando cierta tendencia al fanatismo en el campo social y político, propiciado y usufructuado por el actual gobierno nacional.

Si bien uno puede, quiere y necesita ver que haya más participación política entre los argentinos, y especialmente entre los jóvenes, me preocupa seriamente ver que se están dando algunas expresiones de fanatismo que pueden llevarnos a nuevos fracasos, que pueden llevarnos a caer en los mismos errores de ayer, que pueden llevarnos a nuevas frustraciones ¡otra vez! Lo cual sería gravísimo e irreparable, y hasta imperdonable.

He visto y escuchado con demasiada frecuencia algunas voces recitando mal los típicos textos de panfletos viejos. He visto y escuchado algunas voces repitiendo mal consignas pseudo políticas en boca de quienes uno intuye que no sabe de lo que habla.

He visto y escuchado algunas voces invocando banderas clasistas, señalando al enemigo “oligarca”... Todos conceptos y epítetos que desconocía hasta que empezó a cobrar un subsidio o recibió algún beneficio prebendario... o que sueña y espera recibirlo después de haber “trabajado” en la campaña electoral última.

He visto y escuchado en voces de jóvenes militantes políticos, esgrimir fundamentos totalitarios, creyendo que defienden objetivos “nacionales y populares”.

He visto y escuchado el papel -o papelón- de los funcionarios y la platea de alcahuetes que todo lo aplauden en cada discurso de la Presidenta. Dando muestras de su torpe desmesura fanática.

Y he visto y escuchado a una presidenta de la Nación, que por un lado proclama la unión de los argentinos, pero a la vez enfervoriza a sus fanáticos con consignas tales como “vamos por todo”...

El fanático sostiene un dogma: la fe en una serie de verdades que no se cuestionan ni razonan y que por lo general se justifica por lo que dispone alguna autoridad... algún lider... cuya palabra es “sagrada”, es “ley”.., cayendo así en el fundamentalismo y extremismo.

Los fanáticos sostienen que ser fanático nos dará fervor para sostener valores constructivos.

Sin embargo pertenecemos a una sociedad donde domina la ley de menor esfuerzo, donde domina la corrupción, donde se premia al “vivo” y se castiga al honesto, donde se premia y se compra la frivolidad, y se desecha el pensamiento profundo. Donde se premia y se vota y se espera el facilismo, la prebenda, el regalo fácil, y se castiga el sacrificio, la constancia, el trabajo.

Donde se vota a los traficantes de influencias porque se sueña que donde domina la corrupción hay río revuelto y ganancia de pescadores oportunistas...

Declararse fanático, es declararse un agente de la desmesura. El fanatismo nos declara cautivos de objetivos ajenos y destructivos.

Creo que es bueno, y hasta muy sano, y liberador, que nadie cuente con nuestra aprobación automática para validar cualquier cosa y de cualquier modo.

Querida prima Bárbara:

La mañana está fría en Pigüé. Ha llovido en la madrugada. El otoño ya impera. Y aunque me gusta más el calor que el frío, el verano más que el invierno, no soy un fanático..., con abrigarme me bastará cuando llegue el invierno.

Entre tanto, allá en Italia, está llegando la primavera y luego llegará el verano.

Es una alegría que algunas cosas sigan como siempre...

Un bacio per tutti.

Aspetto con l`ansia la vostra lettera seguente.

Claudio.

Claudio Camerucci. Lunes 26 de Marzo de 2012. En Pigüé, columna editorial para el programa “Siempre que llovió, paró” - FM Aveyron 99.1 mhz. – www.fmaveyron.com.ar

martes, 27 de marzo de 2012


EL SUELDO DE UNA “REVOLUCIONARIA”

Pigüé, miércoles 21 de marzo de 2012

Eran las siete de la tarde, el otoño llegaba, según el calendario, y se estaba haciendo sentir.
Y estaba tomando un café en la confitería.
Un televisor estaba encendido, y pude ver que en un programa periodístico comentaban la noticia de que el gobierno nacional dio a conocer el monto del sueldo que cobra la presidenta Cristina Fernández, viuda de Kirchner, y de otros funcionarios del Ejecutivo Nacional.
Los periodistas estaban de acuerdo en que era muy bueno que dieran a conocer esos datos.
Se supone que está muy bien saberlo, que se dé a conocer es un acto de transparencia, hay que admitirlo, es pequeñito, si, tampoco es gran cosa... es un “acting”, un gesto para la foto, un acto formal... “pour la galleríe”, como se suele decir cuando se hace algo para que aparente y se sepa lo bueno que somos...

30 mil mangos de bolsillo... tal vez como senadora cobraba más dinero, tal vez...
Para cualquiera de nosotros es una montaña de dinero, pero admitamos que el rango del cargo que ocupa tiene responsabilidades muy altas en cada decisión que toma, y de esas decisiones depende la economía de un país, la economía de toda la ciudadanía, especialmente la que trabaja para vivir. Nos va la vida en cada decisión que toma ella...
Entonces, creo que –teniendo en cuenta los valores que se pagan en los altos cargos ejecutivos privados-, no es mucho, hasta parece “poco”, ... hasta me hace dudar de que sea cierta esa cifra... No sé, no creo! Muchos dudan, me lo han dicho... si...
Pero por otro lado a mi me parece mucho, demasiado, por los resultados paupérrimos que obtiene. No sé cómo les irá a cada uno de ustedes, pero más allá de los éxitos declarativos, supuestos éxitos “nacionales y populares” (¿?) a mí me está alcanzando a mandíbula batiente el perro de la inflación, me está comiendo los ingresos...



30 mil pesos y pico, de bolsillo...
No es tanta plata, mire... Yo creo que si pudiéramos imputarle alguna multa por cada disparate que dice, y por cada papelón que protagoniza en algunos de sus discursos últimamente... no le alcanzaría ese sueldo para pagar tales multas... Sin contar alguna que otra mentirita... y bué... ¿qué presidente no nos habrá mentido alguna vez? Bueno..., se me ocurren dos: Humberto Illía y Arturo Frondizi... Hay que decirlo, para ser justo.

Creo que nadie más en la confitería le había prestado atención a la noticia ni a los comentarios en la tele... Tal vez, alguno, en aquella mesa...
Me pareció ver que una mujer escuchó el título de la noticia y lanzó un gesto con sonrisa irónica incluida. Y de inmediato dejó de escuchar con actitud incrédula, y se dedicó a su tostado de jamón y queso...


30 mil pesos y pico, de bolsillo...
Tal vez es mucho dinero si se tiene en cuenta que la Sra. nos está queriendo vender la imagen de “revolucionaria...”, y supuestamente la ética de un revolucionario –dicen- debería ser más ascética, espartana: austera, sobria, humilde... Esas joyas que se pone... en fin... revolucionarios pero muy chic!
Éste es un caso especial, es un nuevo estilo de revolucionario...
Este tipo de revolucionarios cobra buenos sueldos y también vive de la timba financiera, ¡se hacen millonarios con la timba financiera! ...y tengamos en cuenta que ella debe tener mejores datos que cualquier corredor de bolsa de los movimientos de inversiones en nuestro país ¿no les parece?

¿30 mil mangos de bolsillo? ¿Esto es un sueldo revolucionario?
Es el sueldo de una “revolucionaria K”, y no importa el monto de lo que cobra, porque -por supuesto- no vive de su sueldo, no lo necesita, porque –por ejemplo- ella tiene millones de dólares (si, dólares!) aunque a vos, a mi, a todos y a “todas” nos dijo que no debíamos comprar dólares porque eso le hacía mucho mal a la economía “Nac & Pop”,¡nacional y popular...!
Si, pero ella tiene dólares... y muchos!, a plazo fijo, porque ella es una "revolucionaria" (¿ ?) "ultracapitalista" (¿ ?)...si, si!!!



Ella hizo fortunas junto a su esposo a pura especulación financiera y "aprovechando" algunas "oportunidades" que les dieron cada quiebre de la economía nacional y algunas leyes muy "oportunas" para buitres en distintas épocas. Buenos tiempos,
Nunca hicieron dinero trabajando ni dando trabajo. Parecen ser la comprobación empírica de aquel dicho de Barrionuevo: “trabajando no se hace plata”.

..`ta madre!... me acordé, de pronto, que hace poco José Pablo Feiman, el filósofo y escritor, cercano... MUY cercano al matrimonio presidencial, dijo: “Es muy incómodo adherir al gobierno de dos multimillonarios que te hablan de hambre...”.

Los revolucionarios Néstor y Cristina nunca invirtieron en un proyecto productivo, nunca una fábrica, nunca un taller... nunca una chacrita...
Es un caso único en la historia de las “revoluciones”, nunca visto: líderes revolucionarios millonarios, pero millonarios al mejor estilo ultracapitalista ¿eh? Una revolucionara con cartera Buitton, ropa de alta gama... una revolucionaria con joyas... ¡joyas! Jajajaja! Es muy loco! Muy bizarro!

Por eso... 30 mil mangos y pico de bolsillo, no es nada...! Por eso también lo declara con tanta “alegría” y suelta de cuerpo... es cambio chico!

Cuando iba a tomar el último sorbo de mi café, me asaltó una imagen... una pregunta:
Me pregunto: ¿Qué habría sido de esta "revolucionaria" sin el capitalismo "salvaje"?



Claudio Camerucci
Jueves 22 de Marzo de 2012. En Pigüé, columna editorial para el programa “Siempre que llovió, paró” - FM Aveyron 99.1 mhz. – www.fmaveyron.com.ar

PD.: En las joyerías consultadas por Perfil.com, los especialistas pidieron reservar su identidad y la razón es simple: todos buscan poder seducir a Cristina para tenerla como clienta. Las grandes casas de la ciudad buscan con esmero que se fije en ellos a la hora de elegir sus brillantes, pero ella, por ahora, prefiere darle la espalda a la oferta local y sólo utiliza piezas traídas especialmente desde el exterior.

Estos son los precios que maneja Cristina a la hora de comprar sus accesorios: sus colgantes oscilan entre los 15 y 25 mil dólares; sus anillos con brillantes y piedras preciosas no bajan de los 8 mil dólares y sus aros rondan los 10 mil dólares el par.
Su reloj favorito es Rolex President, de 20 mil dólares, pero en su colección también figura la marca Bvlgari, cuyo valor no es menor a 10 mil dólares.

domingo, 4 de julio de 2010

Tantos dioses...

En el mundo humano, desde el principio de los tiempos hasta hoy, las religiones de todo tipo dominan la vida cotidiana de la mayoría de la gente, incluso de los que no practiquen ningún credo.
Pues las religiones imponen criterios que bajan un mandato social en la vida de toda la población.
Será mal visto aquel que infrinja esas leyes de conducta dictadas por la religión más popular. En algunos países desafiar esas leyes religiosas incluso puede costar la vida.



En cada país encontrarán una religión dominante y muchas otras que luchan por sumar acólitos, porque ser la religión con más creyentes los hará poderosos, influyentes.
En los países más poderosos y organizados hallarán religiones "oficiales", reconocidas hasta constitucionalmente como la religión elegida y hasta financiadas por el Estado. Incluso hay países en donde la religión gobierna políticamente, son ley, autoridad única e inapelable.

Las religiones seguidas mayoritariamente por la población tienen un gran poder político, una gran influencia sobre la opinión pública. Aunque muchas han perdido gran credibilidad, habrá otras religiones que captarán esas deserciones para sí.

Podríamos decir que la enorme mayoría de la población mundial practica alguna religión.
Por lo tanto, se puede afirmar que la vida de la mayoría de la población mundial está regida por preceptos morales dictados por sus religiones. Y que el resto de la población aunque no practique esa religión se verá influenciada en su vida social por esas normas.
Ergo: el mundo humano está regido por normas religiosas o nacidas de la religión.

También podremos convenir que todas las religiones coinciden más o menos en los preceptos fundamentales: todas dicen que tienden hacia el bien común, todas dicen que luchan contra el mal.
Todas exigen aplicar las mejores virtudes humanas a sus vidas y de los demás, todas hablan de una vida de hermandad entre humanos, todas hablan de solidaridad con los más pobres, todas hablan de piedad con los más débiles.

Pero:
En este mundo humano REGIDO ESPIRITUALMENTE POR MILES DE RELIGIONES QUE EXIGEN UNA VIDA VIRTUOSA Y DE AMOR, reinan la corrupción, la mentira, el odio, la especulación económica, la avaricia, la traición, la discriminación, la maldad en todas sus formas...

En este mundo humano REGIDO POR LA INFLUENCIA POLÍTICA DE MILES DE RELIGIONES en cada rincón del planeta, reinan la pobreza, el hambre, la marginalidad, la exclusión, la inequidad, falta de educación para todos...



En este mundo humano DONDE LOS DIRIGENTES POLÍTICOS QUE GOBIERNAN TAMBIÉN DICEN SEGUIR TALES PRECEPTOS RELIGIOSOS Y HABLAN EN NOMBRE DE LA PAZ Y LA IGUALDAD, reinan las guerras, la destrucción, la violencia, la injusticia, las dictaduras, el hambre, prostitución infantil, tráfico de personas...

Entonces creo que es evidente que ALGO ANDA MAL en ese "orden" religioso...

Tantos "dioses", tantas religiones, tantas palabras... tantas mentiras en este mundo humano...

domingo, 13 de junio de 2010

Esa ola



Ya está avanzado el otoño en Mar del Plata, ya está empezando a hacer frío, sin embargo todavía se pueden ver a los surfistas disfrutando de las playas casi desiertas de esta época del año.
Yo estoy abrigado fuera del agua y me pregunto si no tienen frío, pero sus trajes de neoprene y su pasión por "jinetear" olas pueden más que el frío del cercano invierno.
Viendo con atención lo que hacen estos muchachos y muchachas, pensaba que esa búsqueda que hacen de la ola perfecta se parece mucho a lo que todos hacemos o intentamos hacer en nuestras vidas.
Uno está allí, frente a las olas, que vendrán una tras otra y elegirá si intentará subirse a ella o no.

Tratamos de hallar esa ola que nos lleve. Intentaremos subirnos a su cresta, buscaremos sumarnos a su envión y pararnos sobre y así lograr que nos lleve por unos instantes hasta el momento perfecto.
En esos intentos sucederá que fallaremos muchas veces, no podremos sumarnos a su envión, tal vez porque lo hicimos a destiempo, no aplicamos la decisión en el instante correcto, y la ola se irá. Después la veremos que se va y rompe tan hermosa como creíamos que iba a ser esa ola, pero la perdimos, no fue para nosotros.

Pero volveremos a intentarlo una y otra vez, obstinadamente, porque soñamos con esa ola, podemos imaginar ese momento de felicidad y allí esperamos, agazapados sobre la tabla, como un cazador, atentos con la mirada estudiando la marea de ondas que avanza hacia nosotros.

Algunos días el mar está "planchado" y no habrá olas. No tendremos ninguna oportunidad. Pero volveremos al otro día cargando nuestra tabla hasta la playa con toda la ilusión buscando esa ola.
Y muchas olas pasarán sin que hayamos podido subirnos a ellas, otras veces nos caeremos y nos revolcarán al intentarlo, pero llegará esa ola que estábamos esperando, lograremos sumarnos a su envión, nos vamos a parar de un salto, y allí nos deslizaremos sobre ella, habrá una lucha de fuerzas entre ese lomo revoltoso de la ola y tus piernas, y ella, rompiendo furiosa pero a la vez hermosa, perfecta, nos llevará por unos segundos eternos hacia la felicidad.

Como en la vida, estamos siempre buscando esa ola.

Claudio Camerucci
junio de 2010